¿Qué queremos?
¿Qué tenemos?
¿Cómo utilizar lo que tenemos para conseguir lo que queremos?
¿Qué pasará cuando lo consigamos?
Si las estudia cuidadosamente, verá que son las cuatro preguntas contenidas (a veces disfrazadas por la elaboración) en cualquier documento de planificación de proyectos o de tormenta de ideas.
Si los problemas sólo se examinan y resuelven cuando aparecen y se vuelven insistentes, tenemos una «gestión de crisis». Es mejor que la carencia absoluta de gestión.
Si por el contrario, se identifican objetivos claros, y se determinan y llevan a cabo las acciones necesarias para alcanzar estos objetivos, entonces se trata de «gestión enfocada a un objetivo». Los problemas potenciales se predicen y se ponen los medios para solventarlos (antes de que surjan). La gestión enfocada a un objetivo es más eficiente y menos angustiosa que la gestión de crisis.
Tanto si el grupo a fortalecer es grande como si es pequeño, tanto si está estructurado como una organización como si es ambiguo como una comunidad, su capacidad se incrementará si pone los medios para hacer y responder estas cuatro preguntas. Si no hubiera problemas, no habría necesidad de gestión. Siempre hay problemas; así es la vida. La gestión es demasiado importante como para dejársela sólo a los directivos: es preciso que sea responsabilidad de todos. Así, todos serán conscientes de estas cuatro cuestiones, y todos contribuirán a identificar sus respuestas.
¿Qué tenemos?
La pregunta «¿qué tenemos?» es la identificación de los recursos y medios potenciales que se pueden utilizar para alcanzar la meta o los objetivos elegidos. La metáfora geográfica es «¿dónde estamos ahora?» Esta cuestión implica que hay que observar, discutir y analizar la situación actual (lo que se llama análisis de la situación). Esto implica la obtención de una perspectiva clara de todos los recursos y obstáculos, pros y contras (reales o potenciales) y de un panorama válido de la situación.
En adiestramiento para la gestión comunitaria, esta identificación se consigue mejor por medio de reuniones en las que se anime a participar a los más callados, porque siempre hay muchos recursos en una comunidad, aunque sea muy pobre, que pueden estar ocultos o no ser evidentes. Un activista experimentado, dando facilidades, puede lograr de una comunidad la identificación de muchos recursos no explícitos que de otra forma se pasarían por alto.
Los recursos pueden incluir el trabajo disponible o la experiencia (la energía humana lista para ser empleada en la actividad), tierras o un sitio para llevar a cabo esta actividad, dinero (a través de tasas, ventas, donaciones y otras fuentes), capital (equipos o herramientas) necesario para llevar a cabo la actividad, y recursos mentales humanos (sabiduría, información, conocimientos, experiencia, capacidad analítica, creatividad) que a menudo son la contribución oculta de los ancianos, y se encuentran muchas veces en los discapacitados físicos o los condenados al ostracismo social. Muchas son tan obvias que a veces se pasan por alto.
El análisis de la situación es la observación completa y cuidadosa de las condiciones predominantes, la determinación de lo que puede contribuir (o contribuir potencialmente) a lograr los objetivos y de lo que puede suponer un obstáculo para su consecución.
¿Cómo conseguir lo que queremos con lo que tenemos?
Esta cuestión representa la parte estratégica del arte de la gestión. ¿Cuál es el mejor camino desde «A» hasta «B»?. Siempre existen varias formas de combinar los recursos disponibles, y los recursos mentales colectivos de la comunidad (arriba mencionados) se deben utilizar para establecer diferentes estrategias y seleccionar la más adecuada. Es en la determinación del camino de «A» a «B» donde el grupo, guiado por el facilitador, ha de crear una estrategia como parte de su plan de acción. El texto del plan incluirá las respuestas a las cuatro preguntas. La parte creativa, innovadora y analítica del trabajo consiste en generar varias estrategias posibles, y elegir la más factible de ellas.
Esta es otra oportunidad para organizar y reorganizar para la toma de decisiones y para la acción. Ver organizar. Si se trata de un conjunto no organizado de individuos, la estrategia tendrá que considerar la forma de convertirlo en una organización efectiva para llevar a cabo las actividades necesarias para conseguir los objetivos elegidos.
Si el grupo, organización o comunidad ya está organizado de alguna manera, sus miembros, quizás con la ayuda de un mediador, tienen que preguntarse si el sistema actual es el más apropiado para conseguir la meta, o se debe considerar un cambio en su estructura o sus procesos. Para un activista que aplica el adiestramiento para la gestión, ésta es la oportunidad de orientar a un grupo comunitario para que se convierta o reconvierta en uno que pueda utilizar con más eficacia lo que tienen para conseguir lo que quieren.
¿Qué pasará cuando lo consigamos?
Antes de entrar en acción, es importante que el grupo haga algunas predicciones realistas y fidedignas del impacto o el resultado de la estrategia elegida. Por supuesto que habrá consecuencias inesperadas, pero se tienen que hacer todos los esfuerzos necesarios para identificar posibles secuelas, sobre todo para evitar las imprevistas. En este punto, el grupo debe ser consciente de la gran importancia de la supervisión. No se monta en bicicleta con los ojos cerrados. Todo el plan de acción tiene que incluir la observación de las acciones y los resultados, y los medios para informar al conjunto del grupo.
La pregunta «¿qué pasará cuando lo consigamos?» predice el impacto de la actividad, y conduce a planificar la supervisión y la evaluación. Puede ampliarse para cuestionar cómo se espera que esta actividad afecte a la comunidad y a su entorno (físico y social).
Conclusión:
El JOVEN sobre el terreno debe utilizar estas cuatro preguntas como marco para organizar o reorganizar un grupo. Paralelamente, el instructor de gestión las usa para organizar o reorganizar el equipo gestor.
Un coordinador puede usarlas para organizar un equipo de cooperantes. Juntas, forman el escenario para desarrollar la capacidad de gestión y la fortaleza de cualquier grupo de participantes.
No es adiestramiento en gestión para directivos. Es adiestramiento en gestión para todo el mundo.
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